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miércoles, 27 de agosto de 2014

Semana 5: Que bonita es la lectura.

Indispensable para cualquier académico, aclamada y escasa, actividad por esparcimiento o por obligación; no importa en que ámbito o si es consciente si quiera, la lectra es de las actividades que ahora está tan presente en la vida de todos nosotros, como la acción mecánica y vital de respirar.
No en escasas ocasiones me he encontrado con la afirmación anclada, sobre todo de adultos que afirman no entender el pensamiento de los jóvenes hoy, de que ahora ya no se lee. Estoy en completo desacuerdo con esa afirmación por dos motivos muy particulares, uno de ellos muy específico de mi caso y de la manera en la que me he acercado a la lectura a lo largo de mi vida.
Quiero referirme al segundo motivo mencionado antes que a cualquier otro y en el punto en el que entro en desacuerdo con la firmación de que ya no se lee, es por contexto. Desde el día en el que me vi inmersa por primera vez en un libro, me ha sifo imposible retirarme del mundo fantástico de amplios horizontes, que cualquier texto puede abrir a los ojos y por eso mismo, sin mucho esfuerzo detrás de la acción, he buscado grupos en redes sociales, blogs, cuentas en twitter e Instagram que traten los temas de las sagas de literatura que me han atrapado, además de muchos otros textos, que hasta la fecha no he podido leer.
A lo que voy con esto, es que si se supone que hoy en día ya no se lee, por qué cada día hay más páginas en la web dedicadas a cotenidos de libros? Por qué aparecen a acada momento nuevas entradas y comentarios? Por qué hay nuevas formas de expresar estos contenidos, como los bookubers? Por qué si se le preguta a cualquier editor, responden que hoy en día, siglo XXI en la era digital estamos en el momento de la historia en el que más contenido están publicando las editoriales, esto sin contar los innumerables lectores de materiales en pdf? Por qué habría de publicar y de escribir tanto si no hay un público que demande ese material?
Creo que todo esto se responde de la siguiente forma: nuestra manera de comportarnos ha cambiado, así como la forma en que nos relacionamos entre nosotros y con nuestros entornos, también la manera en la que entendemos el mundo... bueno, si todo esto ha cambiado, cuál es el motivo de que sea impensable y que siempre esté tan fuera de cuestión, la posibilidad de que todos estos cambios hayan traído consigo, también un cambio en la forma en que leemo, hablamos, escribimos y entendemos los textos?
Lo que me lleva al primero de los dos puntos que mencioné al principio y este es en referencia a que absolutamente todos nosotros, somos seres que vivimos en una sociedad, sean grandes urbes caóticas y en apariencia imposibles de sortear o pequeños pueblos, todos vivimos el día a día observando. Nos topamos todo el tiempo con grandes pancartas publicitarias, con folletos y señales de tránsito, con pinturas e imágenes, incluso con nuestros compañeros, amigos, conocidos o completos extraños; todo esto y todos ellos son suceptibles de una lectura para una posterior interpretación. Incluso en el plano de las redes sociales, qué hay en Facebook si no es texto? O en Twitter? En Instagram, incluso... las fotografías, alguna con texto, nos llevan a un proceso de observación, contemplación, reflexión, análisis y resolución de una serie de conclusiones posteriores al proceso. Estas son exactamente las mismas capacidades y habilidades "anti-naturales" que adquirió el ser humano del desarrollo de la lectura, específicamente de la lectura en silencio.
Internet rompió las lógicas de la lectura.
La lectura no es igual, es dispersa y no lineal. Se perdió la calma que se ganó con el libro. Pero también se ganaron muchas posibilidades y nuevas maneras de entender la lectura, los hipertextos, la interactividad y la colaboración de muchos autores y lectores en un solo texto, es el caso de lo llamado fanfiction y de algunos libros interactivos que salen publicados como aplicaciones prosumers.
La lectura en mi manera de entenderla, ya no es como era hace unos 20 años. Puede decirse entonces, que "ya no se lee como antes". No se puede entender más como un ejercicio puramente individual, pues así el ejercicio en sí de observar letras hechas palabras, oraciones, párrafos, páginas, capítulos y libros no se haga acompañado, la interpretación posterior si puede serlo y en la mayoría de los casos, es un proceso colectivo. No todos pueden entender el mismo texto de la misma manera, infinidades de iterpretaciones hay referentes a cualquier libro y no porque una la haga el New York Times y otra la haga un profesor de escuela primaria, sinifica que el juicio del primero sea más válido que el del segundo, solo es más masivo. Pero la verdadera esencia de cualquier texto, no viene en letras impresas, sino en las interpretaciones y el aprehendizaje que tienen de él quienes lo vean. Esa es la fución del lector ahora y es posible que siempre lo haya sido pero ahora más que nunca somos conscientes de ello; bajo ninguna circunstancia puede un lector, ser hoy considerado pasivo.
La lectura es tan interactiva como un juego, es cuestión de toparse con el libro indicado para comenzar, o bueno... no especificamente con un libro... es mejor hablar de texto, entendiendo por esto que un texto es cualquier material suceptible de lectura, de un análisis, reflexión, contemplación e interpretación.
Que bonita es la lectura!
Enlaces externos:
http://bookinity.weebly.com/extras/what-is-booktube

viernes, 22 de agosto de 2014

Semana 4: De un extremo a otro en cuestión de segundos.

Muy seguramente podría iniciar esta entrada describiendo, como en veces anteriores, lo que ocurrió en la clase y a partir de ahí relacionarlo. También podría tomar el tema de la manera caótica y pesimista que sostiene que los medios tecnológicos nos controlan hoy en día.

No digo que este postulado no sea cierto. Es verdad que muchos accidentes, desde los más insignificantes (como chocarse con una puerta de vidrio entrando a un edificio) a ciertos que son absolutamente graves y que atentan o perjudican la vida propia y la de otros (es el caso de un conductor que anda por las calles, ya caóticas, de Bogotá texteando y completamente absorbido por Whatsapp).
Tampoco es una mentira que cada vez es menos común ver a los niños jugando en la calle porque pasan todo su tiempo frente a una pantalla, jugando o simplemente como actores pasivos viendo un contenido sin comentarlo, sin interactuar.

El tema que quiero tocar en lo que respecta a la temática tratada en la clase del día miércoles, es el rompimiento de las relaciones del tiempo y el espacio. Me resulta inevitable, cada vez que se habla de las eras de la historia de la humanidad postuladas por McLuhan y se menciona que el telégrafo representa el inicio de la era tecnológica, además de suponer una revolución en las comunicaciones por disminuir el tiempo que era necesario para entregar un mensaje.
Me pregunto, cada que sale el tema, ¿cómo sería si aún tuviéramos que depender enteramente del servicio postal para entregar una carta? Tal vez los románticos empedernidos, fanáticos aguerridos de las novelas de Jane Austen se enviarían cartas con todo el hermoso lenguaje lleno de florituras, perfumarían las cartas y esperarían con ansia las respuestas. Puede que no existiera la crítica constante que se hace a la distorsión que ha sufrido el lenguaje y a la simplicidad con la que se habla ahora de temas como el amor y la misma muerte.
Pero algo queda fuera de duda y de cuestión, sería prácticamente imposible conocer gente fuera de nuestras ciudades. Las distancias serían insostenibles y definitivamente no existiría la llamada aldea global de conexiones. Nadie tendría la necesidad de real de saber otro idioma que no fuera el materno. Solo los ricos y pudientes tendrían grandes bibliotecas en sus casas. Y la distancia de acá a China sería,  real y términos comunicativos, la misma: 14945 kilómetros.

En mi caso particular, puedo decir que sí, constantemente vivo pendiente de Facebook y de Whatsapp, pero en realidad, ¿por qué estamos tan inmersos en estas redes?

Creo que aunque hay problemas para comunicarnos de frente, el estar todo el tiempo frente a una pantalla y tecleando obsesivamente, es solo otra expresión del ser social que es el humano. Nos acostumbramos a la inmediatez de la red y tenemos esa constante necesidad de comunicarnos y acortar distancias.
En experiencia personal, puedo decir que cuando se está todo el tiempo adherido al teléfono... no estamos hablando con 20 personas a la vez. Generalmente hay una sola persona que nos mantiene en vilo. Es obvio que todo exceso es malo, pero hemos evolucionado con esta tecnología y estamos acostumbrados, ya resulta normal.

Es normal ver el mundo a través de una pantalla, pero cuando alguien que quieres está lejos... resulta lo mejor y lo más feliz. Tal vez nos estamos perdiendo de bastante, con seguridad el tiempo no está para ser desperdiciado. Pero considero que inconscientemente todo ordenamos nuestras prioridades a la hora de usar nuestros espacios. Hay que aprovechar lo que se tiene, porque nada es eterno.
No nos excusa de no hablar con quienes están a nuestro al rededor constantemente, o de dejar de observar los pequeños detalles de la vida, que ni por excelente que sea la resolución de un lente podrían captarse en un archivo de .jpg, pero tampoco vale ver siempre el lado negativo de las cosas. Hay tanto positivo y tantas facilidades proveídas por la tecnología hoy en día que vale la pena que sean resaltadas.

El medio aliena, pero también nos despierta, creo que es nuestra decisión cómo lo utilicemos, para procrastinar o para comunicarnos, para criticar o para difundir. Para acortar crueles distancias, o alargar conversaciones sin significado.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Semana 3: De las ventanas abiertas y el "stalkeo"

No sé  si a más personas les ha sucedido que un libro, una revista, una clase parece ser el reflejo completo y detallado de sus vidas. O que preciso un día de situaciones completamente normales y cotidianas en apariencia, todo el planeta tierra parece confabularse para hacerte recordar curiosidades que creías te habían sucedido solo a ti, o problemas por los que solemos creer que nuestro mundo va a colapsarse y acabar.

No hasta el punto caótico que mencioné antes, pero la clase de información y documentación del miércoles me dio todas esas sensaciones. Comentando con un compañero lo único que nos podíamos repetir - en tono de broma pero con la conciencia de la certeza impresa en nuestra afirmación-, era "esta clase parece hecha para nosotros".

¿Qué está haciendo el internet con nuestras mentes? y un texto sobre la atención de un libro que recuerdo tiene la palabra "focus" en alguna parte de su título, fueron los temas expuestos en clase durante la primera hora y media.
De nada funcionan los conocimientos aislados, así que la tarea y el propósito de esta entrada, así como el de la clase, es conectar con las presentaciones previas y producir nuevos textos desde la reflexión.

Como ya se vio antes, el internet es un espacio multimedia, que es un medio de comunicación y en términos de Marshall Mcluhan es una extensión de los sentidos. De esta afirmación surge un interrogante curioso: si los medios son, de hecho extensiones de los sentidos, ¿de qué sentido resulta ser extensión la internet? En internet hablamos y escuchamos, vemos, interactuamos... de alguna manera también sentimos, entonces este medio no puede ser extensión de solo un sentido y de hecho se puede configurar como la extensión de un sistema del cuerpo humano, tan importante y responsable de tantas acciones como lo es el sistema nervioso central.
Por supuesto, es una teoría que han repetido en clases desde teorías de la comunicación, historia social e historia de masas, en primer y segundo semestre, pero en el momento que uno se detiene a pensar sobre ciertas afirmaciones tan contundentes y que involucran tal grado de cotidianidad como la presentada en un postulado sobre la herramienta de mayor uso y presencia en nuestras vidas actualmente como lo es internet, se puede reflexionar sobre los comportamientos propios y de nuestros conocidos y ver los fundamentos de estas teorías.

Así pues, la exposición comenzó con una explicación de los cambios fisiológicos en las estructuras cerebrales que puede haber provocado el uso constante del internet. Inevitablemente hice un relacionamiento en este punto con la teoría de la adaptación de las especies al entorno en sus procesos de evolución. En un momento de la historia en el que el ser humano, sea quien sea vive inmerso en en un mundo multimediático, saturado de información en todas las direcciones y tan necesario como el internet... las costumbres y características del individuo deben modificarse para posibilitar su supervivencia en el entorno.
Hoy es extraño encontrar a alguien que no sepa que es Instagram, y es completamente imposible que cualquier persona no sepa que es Facebook. Para nadie es extraño el pasar horas frente a una pantalla sin realiza ninguna producción particular, simplemente observando. Y para nosotros es normal, ahora mantenernos pegados a los smartphones es el pan de cada día, la capacidad de hablar con completa elocuencia y sin trabas por medio del chat pero ser completamente incompetentes en una conversación cara a cara se convierte en una broma cotidiana y no hay casa en la que no se tengan por lo menos un computador de escritorio, dos portátiles, tres tablets y un smartphone.
Esto nos lleva a cuestionarnos, si esa evolución en las actitudes y esa necesaria adaptación al medio inmenso del internet, indudablemente nos está guiando en un proceso de evolución y cambio, pero ¿será que también nos está llevando a perder nuestra humanidad?
Se ha dicho siempre que los seres humanos somos seres sociales, que interactuamos y convivimos en sociedades, buscando el confort en grandes urbes... pero si gracias los medios, poco a poco nos convertimos en seres dependientes de nuestro invento, completamente incapaces de conversar sin la ayuda de una aplicación especial para los celulares. Incluso una familia, estando todos en la misma casa hace uso de las redes sociales para realizar preguntas, algo que solo tomaría un mínimo desplazamiento y una articulación de palabras en el nivel más simple.


¿Qué tan humano es un ser que para ser social depende de un aparato electrónico?

Otra de las situaciones que se observa con frecuencia es que los niños ahora parecen nacer con un chip que les permite un desenvolvimiento casi prodigioso en términos tecnológicos. No es extraño ver a un niño de 5 años con un iPhone, haciendo a su voluntad con las aplicaciones y los componentes del teléfono, mientras que sus padre escasamente lo ocupan para hacer llamadas.
Muchos de nosotros a veces nos hemos visto atrapados en eternas y tediosas explicaciones para nuestros padres, sobre como ocupar un aparato tecnológico o de qué trata una página web y cómo funciona. Sucede lo mismo con las jergas de internet, con los nuevos términos que nacen, para nosotros son tan comunes y hacen tanta parte del vocabulario de la lengua como la palabra "hola", pero para nuestros padres y abuelo resultan completamente ajenas e imposibles de entender.




En segundo lugar, en la exposición sobre el tema de la atención del libro de título "focus" me vi completamente reflejada.
En el ejercicio de escribir esta entrada para el blog, se me fue toda la tarde y no porque la entrada fuera demasiado compleja o necesitara de un nivel de atención y reflexión especial, sino porque durante todo el proceso estuve saltando de un lado a otro en páginas de internet, respondiendo mensajes en Whatsapp, leyendo artículos que saltaban en mi inicio de Facebook o dispersándome media hora bajando por el inicio de Tumblr para reblogear cualquier contenido que llamara mi atención.

Hasta hace una semana pensaba que era una situación normal así que mi sorpresa fue grande cuando Sebastián dijo que, de hecho es un transtorno de la atención denominado "síndrome de las ventanas abiertas" a lo que también se conoce como "internet multitasking syndrome"
Refiere a la incapacidad de las personas de mantenerse centradas exclusivamente en una tarea y realizar muchas de manera simultánea. A mi me ha sucedido en concreto que intento escribir al tiempo que escucho música y canto lo que escucho. Uno creería que se pueden hacer ambas cosas al tiempo sin distraerse. Pero no son pocas las ocasiones en las que he terminado escribiendo la letra de la canción que intentaba cantar y al final resuelvo abandonar una de las tareas. Si no hubiese tenido la sensatez de abandonar el intento de hacer multitask mientras hacía trabajos para la universidad, probablemente muchas de mis entregas hubiesen sido un collage horroroso de teorías de la autoficción con extractos de gives you hell.



Otro de los puntos de importancia y en los que me he visto inconscientemente inmersa, es la línea que lleva de las distracciones a las ramas de éstas, las sensoriales y las emocionales. Las sensoriales refieren a las distracciones que tienen que ver con los sentidos. Como un ruido fuerte que nos saca de la concentración o un olor que nos hala fuera del contexto en que nos encontramos, ciertamente resulta casi imposible estudiar en un lugar donde a las 11 de la mañana comienza a oler a carne asada y lo único en lo que uno puede pensar en adelante es en el hambre que tiene (muchas gracias al bloque de básicas de la universidad). 
Pero no son las distracciones sensoriales las que me importa resaltar... son las emocionales. 

Es curioso como nunca antes había considerado esa conexión, aunque suele suceder que solo hasta cuando los enlaces nos son resaltados en grandes letras y con vistosos enunciados, y al pensarlo resulta demasiado lógico. Si la internet nos provoca dispersión y causa que seamos incapaces de centrar nuestros pensamientos en un tema concreto, eso solo puede derivar en que nuestra mente se aleje del lugar en el que estamos "presentes" y comience a divagar. El lugar por preferencia para divagar suelen ser lo problemas personales. Así al final nos vemos envueltos en una espiral de pensamientos y emociones, que apoyadas en las redes sociales nos acaba por dirigir hacia el Cyberacoso. No en forma exagerada, sino en una manera de expresar esa necesidad imperante que tenemos de saber qué hace cierta persona todo el tiempo, con quien habla, que piensa, que ve. 

Esto puede tener su enlace con lo que decía en la entrada anterior, referente a que siempre queremos saber lo que pasa, aunque no nos incumba ni nos afecte... solo por no estar desactualizados, pero cuando se relaciona a un nivel más emocional se convierte en un hábito mucho menos sano y que solo puede dirigirse a la autodestrucción. Es como seguir abriendo las heridas pasadas e incluso las presentes, sin darles si quiera la posibilidad de cerrar. 

A lo que me refiero acá, y es lo que se ve más constantemente, es que si por ejemplo terminé con mi novio de mala forma y sé que él ha seguido adelante con otra chica, pero me duele... no tiene razón de ser que pase el tiempo revisando todas sus redes sociales para ver cómo hablan y lo que hablan. No mientras no haya logrado superar el sentimiento. Además de que ser descubierto en el cyber acoso, es humillante. 



Esta semana deja mucho sobre lo que pensar en términos académicos (para estudio) y en términos personales (para la práctica).

Una persona concentrada tiene la capacidad de dejar las crisis emocionales a un lado, respirar y reflexionar. Principio contrario al de las redes. Concentrarse en los problemas todo el tiempo genera depresión, transtornos obsesivos compulsivos, problemas de memorización... priorizar sobre las redes, nos hace priorizar los mismos problemas que queremos dejar a un lado.


viernes, 8 de agosto de 2014

Semana 2

Comienza la segunda semana de clases.
Ya habiéndose familiarizado de nuevo con el horario de clases, con los nuevos profesores, las metodologías, los trabajos, la segunda semana resulta solo costumbre y cotidianidad. Con el agravante de haber pasado una clase de 3 horas encerrada y con gripa, a las 4 de la tarde la cita de los lunes es la de la clase de Información y documentación.

El tema del día, son las normas APA y casi por instinto, como reacción espontánea, incluso reflejo de supervivencia me encojo en el asiento, abro twitter y me preparo para la misma clase magistral sobre citación que ya varias veces me ha sido impartida en los dos semestres previos.
Sin embargo, Sebastián decide comenzar con un examen simulacro. Por expresarlo mejor, consiste en un diagnóstico del conocimiento que cada uno de nosotros tiene de las normas APA. Erróneamente pensaba que eran normas de presentación y referencias, por encima de cualquier otra cosa; creo y espero que hasta el último día de la materia, no habrá una clase en la que salga sin haber aprendido algo nuevo o corregido mi cerrado pensamiento frente a un tema.
El examen abarcaba, sí, referencias y presentación de documentos escritos... pero más específicamente evaluaba detalles como la cursiva y mayúsculas de un título, o la manera de enumerar en una lista. La forma de puntuar, y demás.
No tiene sentido ahondar en el examen, pues como se recalcó en numerosas ocasiones durante la semana, e incluso desde mi propia manera de verlo, el ejercicio de llevar un blog, de poco o de nada sirve si lo único que se va a hacer es un relato de lo sucedido en la clase.

Me sentí completamente ignorante, de una forma que solo me había sentido en primer semestre , cuando un buen día la profesora de escrituras y mediaciones decidió realizar una prueba simulacro de ortografía, puntuación y vocabulario. Todos muy sobrados respondimos con la confianza del mundo... el problema llegó a la hora de revisar las respuestas; todos perdimos el simulacro. Y es que eso puede suceder, creemos que las sabemos todas, que muchos de los ejercicios que colocan los profesores son una completa pérdida de tiempo porque ya sabemos escribir, tildar y puntuar a la perfección, si no ¿para qué todos los años en la primaria y el bachillerato?

Resulta ser (y aunque nos haya sucedido en un sin número de ocasiones) que como sucede con los libros, jamás llegaremos a leer todos los que existen; tampoco podremos tener conocimiento absoluto de cualquier tema, solo nociones. Darse cuenta de eso, de lo poco que realmente hemos aprehendido durante nuestros primeros años de educación y del mar de conocimientos que se abre ante nosotros a la hora de enfrentarnos a la educación superior, es de los primeros, más prolongados y necesarios choques que es necesario afrontar y asimilar para disponerse al nuevos aprendizajes.

En semestres pasados me quejé repetidas ocasiones, con mis compañeros de clase con respecto al bajo nivel de redacción y ortografía, además de el desconocimiento (por no decir completamente nulo) de las normas de citación y referenciación bibliográfica que tenían muchas personas en la carrera. Resultaba completamente ridículo (y aún lo resulta) en mi manera de ver que un estudiante universitario no conozca o no aplique las normas básicas de ortografía.

Mucho más grave que un estudiante de comunicación social, para quien su carrera consiste a grandes rasgos en la entrega constante de documentos escritos y que además se supone va a ser el responsable, en un futuro de "comunicar" y de "informar" no sepa citar una fuente y a duras penas redactar para el entendimiento. Al encontrarme con detalles como esos, es que entiendo por qué en la cotidianidad de los noticieros colombianos nos encontramos con frases como "(...) el proceso de paz, para acabar con el conflicto que ya avanza con normalidad".

Y hasta algún punto se puede decir que los colegios tampoco realizan gran labor a la hora de cambiar esa situación. En mi caso particular, lo poco que aprendí de normas de presentación de trabajos escritos fue estrictamente de normas ICONTEC. Al mencionarle a Sebastián al respecto, su respuesta fue que estas normas son locales y referentes únicamente a Colombia, pero que para publicación de trabajos en internet, a un nivel menos global, son las normas APA las entran en vigencia.
Pero ya que está hecho de nada sirve encontrar culpables y lo único que podemos hacer para combatir la crisis de la escritura coherente, es buscar la manera de instruirnos, con voluntad todo es posible y desafortunadamente no todo el mundo tiene la suerte de encontrarse con buenos profesores que presionen en los detalles mínimos.

LA FORMA ES TAN IMPORTANTE COMO EL CONTENIDO.





Así que, tras el bajón que representó el horroroso 2,6 del simulacro, la clase continuó con una presentación, por parte de Sebastián de ciertos códigos de las normas.


MIERCOLES.





A pesar de haber comenzado tarde, (cortesía del tráfico caótico de Bogotá sumado a la celebración de cumpleaños número 476 de la ciudad) fue para mi la mejor clase hasta la fecha, solo quedan otras 28 aproximadamente, pero fue muy buena.
En la corta hora que tuvieron, dos compañeras pasaron a exponer sobre el texto asignado en clase. Como suele suceder, solo puedo recordar parte de la exposición y pequeños momentos...
McLuhan siempre primordial a la hora de hablar de medios y sobre todo de internet, fue lo más mencionado y lo primero que aprendí en teorías de la comunicación "los medios son extensiones de los sentidos" es para mi, la frase central de toda la presentación.

Pero más importante que la teoría, vino a ser el momento de relacionar con la cotidianidad y compartir la experiencia de todos nosotros en internet.
El mundo multimediático que nos ofrece internet se ha visto invadido por las llamadas "redes sociales"
espacios de interacción entre amigos, conocidos e incluso completos extraños, donde podemos compartir fotos, expresar nuestro sentir frente a un tema específico, darnos las de filósofos, pero sobre todas las cosas perder el tiempo y alimentar nuestra ansia por el chisme y la farándula de quienes conocemos. En pocas palabras procrastinar.


Me resultó curioso y pude verme enteramente identificada, cuando se mencionó que hay momentos en los que por cualquier motivo, nos vemos obligados a separarnos de los "electrodomésticos" por un tiempo y al regresar el ansía por volver a conectarnos y ver de qué nos perdimos en nuestra ausencia... se convierte casi en una necesidad física. Necesitamos estar enterados de todo, sea o no relevante o corremos el riesgo de que en cualquier conversación casual tengamos que contestar que no tenemos idea de lo que nos están hablando.
Algo así me sucedió antes de entrar a la clase, afuera del salón estaba viendo videos con unos compañeros y me preguntaron si había visto el de "soy gato" (un video que se había hecho viral meses atrás) y ante mi negativa, la reacción fue "¡oye! ¿en qué mundo vives?". Fue algo tan casual que en el momento ni me detuve a realmente ver que era lo que me habían respondido. Por un momento que uno se pierda, pueden volverse virales algunos videos, suceder cosas extrañísimas en la red o a veces nada en absoluto, pero la incertidumbre y el no querer perdernos de nada es lo que nos mantiene conectados y lo que provoca que estemos todo el tiempo en un ciclo repetitivo entre el inicio y el perfil de Facebook, luego a Twitter tal vez Instagram, acto seguido a Youtube a ver cualquier insignificante video para matar el tiempo.
Sé que no soy la única que alguna vez ha dicho "cuando estoy nunca nada pasa, pero no es sino que me vaya y el mundo se pone de cabeza".