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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Semana 6: #SELFIE #SinBatería #SoCute


"The funny thing is people used to call me butt ugly, in my seventh grade yearbook I was literally voted 'Most Butt' so I took a lesson from Corynn McWatters, I blow out my curls and pushed up the girls, corrected my vision, stepped up my nutrition, traded likes for likes and before long I was Instafamous!"-Eliza Dooley (Selfie, Pilot) 




Para seguir la línea de desarrollo de los tema tratados, esta semana creí pertinente hablar sobre la superficialidad que ha invadido la sociedad, el trato indiferente entre completos desconocidos, compañeros de trabajo e incluso en la familia misma y la innegable cultura de las redes sociales que nuestro pan de cada día. ¡Bienvenidos al siglo XXI!

Dio la casualidad que después de haber decidido escribir sobre esto, en la labor diaria de revisar los nuevos contenidos de Cuevana, me topé con una nueva serie de la cadena ABC, llamada "SELFIE" que vino como anillo al dedo. ( Muchas gracias al genio que se le ocurrió poner a Karen Gillan en el papel principal)
La nueva comedia de la cadena estadounidense presenta la historia de Eliza, una joven vendedora de una empresa farmacéutica. Todo le va a bien a Eliza, es la mejor en su trabajo, también es hermosa, pero lo que más le importa a ella por sobre cualquier cosa, son los seguidores, los likes y la cantidad de amigos que tiene en Facebook.
Eliza pasa sus días entre selfies y hashtags, la relación más cercana que tiene es con su celular, se encuentra en la constante necesidad de twittear todo lo que le sucede a ella o a los que la rodean y clasifica a la persona por medio de etiquetas que luego pueda replicar en redes sociales.
El mundo "perfecto" de Eliza un día se viene abajo cuando tiene una crisis y resulta enferma, entonces ella dice algo que a mi criterio retrata toda la confusión de comportamientos que las redes sociales nos han causado; "Ser agregado como amigo, no es lo mismo que de hecho tener amigos".
"When Siri is the only person whose there for you, it kinda makes you realize that being friended is not the same as having friends" -Eliza Dooley


Tras haber sido objeto de un video viral y víctima de las burlas de sus compañeros de trabajo, Eliza recurre a Henry (el experto en marketing de la compañía, quien ha logrado devolver la buena imagen a un producto que "presuntamente" causaba alucinaciones satánicas) con el objetivo de que el la reforme y la "regrese al mercado".

Ahora pregunto, ¿acaso nosotros mismos no somos o conocemos a alguien así? Alguien que eventualmente se ha acostumbrado a ver el mundo a través de cámaras para quien la cantidad de fotos y likes que tiene en Instagram lo son todo y que lo primero que hace al conocer a alguien es buscar sus redes sociales.
A mi por lo menos me ha pasado lo que a Charmonique (la secretaria de la farmacéutica donde trabaja Eliza), al entrar a un elevador, que saludo y no hay manera de que los allí presentes regresen el saludo pues todos están inmersos en sus celulares contestando mensajes, twitteando, repasando el inicio de Instagram o el de Facebook en busca de algún update, foto o chisme que les pueda satisfacer.

Valdría la pena preguntarse, ¿qué sucede con una sociedad y una manera de vivir en la que lo que más valoramos es una buena conexión de internet inalámbrico y la presencia masiva de enchufes? No en pocas ocasiones he visto a otras personas o me he encontrado a mi misma en una situación de profunda angustia cuando la batería de mi dispositivo móvil se está agotando y me resulta imposible conectarlo inmediátamente por lo que tengo que desconectarme a fin de evitar que el aparato se quede sin carga y no pueda ni atender a una emergencia. #MalaSuerte #Despistado #MuriendoSinBatería




Lo que me lleva a presentarles a "la odiada trinidad."

vez 


La pregunta que más se ha hecho, pero no hemos logrado resolver es sobre el por qué tanta necesidad de estar conectados, de tener tanta velocidad. Ya no tenemos paciencia y esperar cinco minutos para que se cargue una página casi es sinónimo del fin del mundo.
Algo que estos días se ha entendido mal es que la batería de los smartphones no es que sea menos resistente o de menor capacidad que la que encontrábamos en las denominadas "flechas", la carga de la batería ahora es escasa, preciosa, debe ser racionada y cuidada porque pasamos todo el día conectados y en dependencia de que los móviles estén prendidos, el wi-fi funcionando, los tweets circulando, las actualizaciones en constante entrada y las selfies siendo publicadas constantemente, segundo tras segundo y sin interacciones.

Somos, en palabras de Henry, del programa que cité para iniciar esta entrada, "adictos a la gratificación instantánea de la adulación inmerecida de un grupo de extraños que insistimos en llamar 'amigos'" y buscamos refugiarnos en las redes sociales y en las diversas aplicaciones que nos ofrece la nube informática para hacernos de una propia en la que Siri y Cleverbot son nuestros mejores amigos y nos entienden mejor que nadie, nos ayudan sin condicionamiento e incluso cantan con nosotros si lo necesitamos (Siri sabe cantar la cucaracha #DatoCurioso), pero en realidad nada de esto es más que resultado de complicados algoritmos matemáticos y hechos de probabilística aplicada a la informática, solo son máquinas que nada pueden sentir, ni ver, ni entender, por más cálculos matemáticos que realicen. Están programados, no piensan y el que lo intenten implica un serie de cálculos que nunca terminan; por su cuenta no pueden saber como se saluda, ni mucho menos como sentir empatía por quienes hacen uso de estos equipos.

Lo que llega a preocupar, al encontrarnos un día a día cada vez más con la realidad de que las relaciones más cercanas que tenemos es con nuestros teléfonos móviles y nos preocupamos más por mantener ordenado y lindo nuestro perfil en redes sociales que nuestras propias habitaciones, es que es imposible no preguntarse si algún día nosotros también llegaremos a ser como esas máquinas. Incapaces de reaccionar a la interacción entre humanos sin un comando que nos lo ordene, atrapados en el eterno cálculo de un algoritmo que nos de la capacidad de pensar, realizando acciones computadas y automáticas como la que implica desbloquear el teléfono, abrir la cámara enfocar el objeto de interés, realizar una buena mueca o poner en escena una deslumbrante sonrisa que carezca de sinceridad y tomar otra #Selfie.

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